Un asunto humano, político, social, legal y moral que no
tiene marcha atrás.
Muchas personas por ignorancia, mala fe y hasta envidia, les
encantan hablar de ciertos asuntos desechando el trasfondo del mismo.
Lo digo por el penoso caso Bahía de las Águilas, las espectacularmente hermosas playas ubicadas en la Provincia Pedernales, las
cuales eran “reserva natural” enclavadas dentro del Parque Nacional Jaragua,
ilegalmente declaradas “de utilidad pública”, expropiadas y luego repartidas
como “asentamiento agrario” a personeros del Gobierno de Joaquín Balaguer entre
1995 y 1996.
Justo en las postrimerías de ese gobierno, se inventaron
esta “formula mágica” para que esos funestos personajes “se jubilaran” con esas
tierras de altísimo potencial turístico, que constituyo uno de los mayores escándalos
de corrupción en la historia dominicana, que trajo como consecuencia el
sometimiento de Jaime Rodriguez Guzmán, ex Director General del Instituto
Agrario Dominicano (IAD).
LA OTRA HISTORIA DEL CASO.
Muchos hoy se rasgan las vestiduras ante el inminente
traspaso de ese enclave a corporaciones nacionales e internacionales del sector
turismo, pero sin embargo desconocen o pretenden ignorar la otra historia del
caso: La humana y social.
Pedernales es una de las provincias más empobrecidas de República
Dominicana, con terrenos infértiles no aptos para la agricultura y ganadería a
gran escala.
Sus escasos habitantes prácticamente viven aislados del
resto del país, al no contar con adecuadas carreteras de intercomunicación nacional…
Tan solo sobreviven en la pesca, el tráfico de mercancías con la vecina Haití y
los empleos que aporta el sector gubernamental.
Desde años, han luchado para que les construyan las
infraestructuras necesarias para su desarrollo y para que el Estado incentive
las inversiones en la zona… Muy en especial en el sector turístico, enfocado en
el litoral playero de Bahía de las Águilas, el entorno del Lago Enriquillo, los
manantiales de aguas frías y azufradas así como la reserva Hoyo de Pelempito.
Reclamos que solo habían sido atendidos parcialmente con la construcción
del aeropuerto María Montés de Barahona, el rescate del Hoyo de Pelimpito,
algunos pañitos tibios de infraestructura y más recientemente la Ley 28-01 de Desarrollo Fronterizo.
Factores insuficientes que los mantienen hasta ahora
postrados.
LA SALVACIÓN: Bahía de las Águilas.
Pero sin embargo, increíblemente, paradójicamente, el
olvidado pueblo de Pedernales empezó a tener trascendencia nacional, gracias al
“asalto reformista” sobre Bahía de las Águilas, mediante la operación “legal”
que narramos al principio.
Esos personeros reformistas para darle LEGITIMIDAD a esa vagabundería,
se repartieron esos terrenos en parcelas con sus correspondientes títulos de propiedad
mediante testaferros, "homologando" a los propietarios legitimos que los ocupaban y concediéndole a REALES AGRICULTORES SIN TIERRAS su
correspondiente terreno con sus
respectivos documentos que avalaran la propiedad.
Agregando que muchas otras personas sin ser agricultores, también
“se colaron” como propietarios, ya que les fueron concedidos terrenos en “compensación”
por deudas del Estado y por haber sido beneficiados en programas de vivienda sin
materializar, que no se querían quedar “sin pito ni flauta” ante la partida inminente del Dr. Joaquín
Balaguer del Poder.
La jodida vaina, para no cansarles el cuento, es que entre
testaferros, agricultores sin tierra, propietarios "homologados", acreedores del Estado y beneficiados en
planes de vivienda inconclusos, prácticamente metieron a todo el pueblo de Pedernales.
De ahí, es que el Estado decidió “recuperar las tierras”
mediante la recompra, la “desgravación” de la prohibición traspaso de propiedad
que pesa sobre ese tipo de inmuebles, las demandas judiciales con sus
correspondientes “oposiciones” hasta llegar al arreglo definitivo en donde se
les pagara jugosa compensación a “los dueños”, para proceder inmediatamente a
la apertura formal de las inversiones para el gran polo turístico proyectado en
la zona.
Es decir: Desde que paguen, desde ese instante casi todos
los escasos habitantes de Pedernales “recibirán lo suyo” y luego de ahí,
llegaran las fuentes de empleo directas e indirectas con la construcción de las
obras.
Por eso es que si usted llama a cualquiera de los habitantes
de Pedernales para “advertirles” sobre las consecuencias morales de ese caso…
¡¡TE MANDAN AL DIABLO!!
Por eso es que si usted llama a cualquiera de los habitantes
de Pedernales para “prevenirlos” sobre las “graves consecuencias ecológicas” de
ese proyecto… ¡¡TE MALDICEN HASTA CON EL MAL QUE TE VAS A MORIR!!!
Por eso es que el Gobierno de Danilo Medina ha decidido
contra viento y marea CUMPLIR CON SU PROMESA DE CAMPAÑA A LOS PEDERNALENSES y
de paso preservar la fructífera alianza política con los mercaderes reformistas…
Mediante ese arreglo y la titulación debida de los terrenos como GARANTÍA a los
inversionistas, de "el caso esta resuelto" y que no habrá problema alguno en el futuro.
CONCLUSIÓN: No podemos matarle la esperanza a Pedernales.
Señoras y señores:
Los legítimos beneficiados, la mayoría personas
de escasos recursos económicos, plagados de necesidades… Sueñan, hacen bembitas
con el dinero que recibirán con esa compensación.
Los habitantes de Pedernales y la región Suroeste, también
cifran sus esperanzas en las fuentes de empleo directas e indirectas que traerán
las inversiones que vienen en camino… Sueñan con el empleo, el negocio propio y
con el subrepticio valor que adquirirán sus terrenitos y casitas en donde se podrán
construir las “casas de veraneo” de los nuevos magnates nacionales y
extranjeros que acudirán en masa a esa zona en el futuro.
Por eso es que lo mejor es dejar eso de ese largo, ya que
estamos en presencia del mal menor que es la apropiación indebida de unos
terrenos protegidos para prevenir el mal mayor que es la situación de atraso y
extrema pobreza que padecen los habitantes del suroeste.
La esperanza es lo último que se pierde, mejor es que con el
tiempo se ajusten cuentas con los reales depredadores y darle pa lante al
proyecto para no matarle la esperanza a los pedernalenses.