El término socialite es un anglicismo que describe a una persona famosa que además goza de una posición superior en el interior de la clase social alta; generalmente proviene de familias adineradas o aristócratas y pasa gran parte del tiempo participando en actividades sociales como eventos benéficos, fiestas privadas, desfiles de moda, comidas, festivales y otros acontecimientos exclusivos.El concepto data de los siglos XVIII y XIX; la mayoría de las primeras socialites eran esposas o amantes de reyes o nobles y serlo era más un deber y un medio de supervivencia que un placer.- Wikipedia.
Hombres de negocios, hombres de Estado, artistas, intelectuales, deportistas, celebridades, científicos, aristócratas, nobles, reyes y gobernantes… Hombres de Poder, acaudalados o influyentes, han caído rendidos ante la glamorosidad, belleza, finura y sofisticación de estas féminas.
Puedo entender que “por cuestiones de supervivencia” esas arpías, ni siquiera esperan que pase el “momento de duelo” si es que lo han tenido, al momento de divorciarse, separarse o quedar viudas para ir tras su próxima víctima.
Lo que no entiendo es el comportamiento de nosotros los hombres, que aunque estemos en posición de “superioridad social” o económica ante ese “flagelo” caigamos rendidos ante “sus encantos”.
“El melao”, la única explicación ante esa situación, es que los hombres por “presumir” ante los demás, las exhiban como “conquista”, como una forma de pretender compararse o “igualarse socialmente” con “el ex” de la “socialité”, aunque sea una relación pasajera que termine en jugosa partición de bienes a favor de la última… O sea:
¡Trancazo por el gustazo!
¡Inversión por el “abolengo”!
Cada cual con su vida que haga lo que apetezca, pero si les puedo decir que más respeto les tengo a las prostitutas de cabaret o callejeras que a esas vampiresas o “cueros de cortina” como les llamamos los dominicanos.
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