martes, 4 de junio de 2019

Manuel Miranda

BALCANIZACIÓN EN EL CARIBE, COLAPSO DE HAITÍ Y NACIONALISMO EN REPUBLICA DOMINICANA

01.06.2019
El colapso de Haití, el desplazamiento de sus habitantes al lado dominicano, podría desembocar en la balcanización del Caribe, perjudicando a toda América.
La isla de Santo Domingo o Hispaniola, después de Cuba, es la isla más grande del caribe, y la más poblada, compartida por 2 países de cultura, religión e idioma diferentes, que han luchado contra todos y entre ellos, por la posesión de la misma. Situación semejante, a la ocurrida en la ex Yugoslavia.
Haití, es la primera República negra del mundo, luego de derrotar a las tropas de Napoleón Bonaparte. Orgullosos de su raza y origen. Los dominicanos aman y defienden su tierra frente a todas las amenazas extranjeras. En la Hispaniola fue la primera rebelión de nativos encabezada por el Cacique Enriquillo (1519) y la primera rebelión de esclavos afrodescendientes encabezada por Sebastián Lemba (1532).
Enfrentaron con éxito expedición inglesa (1655) y derrotar a los franceses (1808) para retornar al Imperio Español, luego de haber sido cedidos por estos últimos.
Deciden independizarse desalojando a los españoles (1822), nuevamente echan a los españoles de su territorio (1865) y evitan la anexión a Estados Unidos (1871). Años después, se convierten en el único país del mundo que enfrenta 3 intervenciones de Estados Unidos: 1904, 1916-1924 y 1965.
Con Haití, ha sido siempre una constante desde el momento en que siendo colonia francesa, estos incursionaron en su territorio con el genocidio de Neiba de 1797 y “degüello de Moca” de 1805. Y derrotando sus pretensiones expansionistas en varias cruentas batallas desde 1844 al 1855.
En 1994 el temor hacia Haití, resurge con la candidatura de José Francisco Peña Gómez, dominicano hijo de haitianos, la cual fue enfrentada por personalidades como Consuelo Despradel,  Leopoldo Espaillat Nanita y Fuerza Nacional Progresista (FNP) encabezada por Marino Vinicio Castillo (Vincho). Entidad que desde entonces ha enarbolado “el nacionalismo” como su bandera y signo distintivo. Con la muerte de Peña Gómez en 1998, estos recelos quedaron momentáneamente olvidados.

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