domingo, 20 de diciembre de 2009

Manuel Miranda

Es necesario un real liderazgo emergente

Otro de los temas que tenía pendientes de publicar, es este otro de mi amigo Gabriel García, de fecha 31 de Agosto aparecido en el diario digital Almomento.net.

Aunque en tema de mi autoría le hicimos un llamado a Danilo Medina, Guillermo Moreno y Eduardo Estrella, también lo hicimos extensivo para "aquellos que se atrevan calzarse el liderazgo político en Dominicana" . Aunque el siguiente escrito, es una severa crítica a la mal llamada "izquierda", de una forma u otra nos compete a todos por igual. A los dominicanos, conocidos o desconocidos que militan o no militan en los Partidos políticos, les dedico este tema:


POR GABRIEL GARCIA* 



*EL AUTOR es activista comunitario.


Hacemos esta corta intervención porque se hace necesario comentar sobre las expectativas que tienen muchos dominicanos de la posibilidad de un liderazgo de izquierda emergente.

No queremos sembrar pesimismo en la mente de ningún ciudadano dominicano. Pero tenemos que observar la realidad que no se puede ocultar ante nuestros ojos.

Empezaremos diciendo que la República Dominicana vive dentro de un hueco político que no será fácil rellenar con los recursos políticos que nos ponen en la mesa pública los mercaderes de la política nacional dominicana. Nuestro país se encuentra en manos del mismo liderazgo nacional que ha ejercido su fuerza sobre la población durante décadas y que aún con sus variantes y con haber aflojado la correa al libre pensamiento, no ha logrado más que un malogrado sistema democrático que no llena el gran vacío e incertidumbres que se ciernen sobre la mente del pueblo dominicano.

Hemos sido testigos oculares de las últimas tres administraciones gubernamentales tras las cuales se ha acrecentado la falta de fe del pueblo trabajador en sus autoridades y la falta de credibilidad de la gente en los discursos emitidos, a través de los cuales se pretende enarbolar de nuevo la bandera de la esperanza. Las administraciones gubernamentales del pasado y del presente son por lo general la administración del capital tanto monetario como político de una casta incrustada en el poder que el pueblo inconscientemente le entrega a esas comisiones de malhechores a las que se les llama instituciones gubernamentales.

Del otro lado del espectro tenemos a otro sector que también ejerce sus funciones políticas dentro del marco de lo tradicional. Nos referimos a la Izquierda Dominicana. Este conglomerado de organizaciones exhibe, donde cuenta con alguna presencia, la retórica de haber cambiado su discurso y llama a la creación de un nuevo liderazgo. Pero cuando leemos las líneas en las que plasman las fórmulas para la creación de ese nuevo liderazgo, las mismas no difieren en lo más mínimo de la retórica del liderazgo que hoy se encuentra establecido en el poder. Por ejemplo, en algunos de los escritos recientes de uno de sus líderes se hace un llamado a la fundación de la República Duartiana. Nosotros preguntamos: ¿Tiene esto algo de nuevo? NO.

Porque hasta Joaquín Balaguer invocaba el pensamiento de Juan Pablo Duarte y el presidente de turno hace lo mismo. Es precisamente la cuestión del nuevo discurso que nos impulsa a escribir estas líneas, porque si el liderazgo ha de ser nuevo hay que rejuvenecerlo desde sus cimientos. Ese nuevo liderazgo debe ser de algún modo revolucionario, que se oponga con más energías al orden establecido y de forma más explícita ante la opinión general.

Un nuevo liderazgo no puede limitarse a exponer y a denunciar lo que está mal, porque al fin y al cabo no hay dónde ir a hacer escuchar la denuncia. Todo lo que se diga debe ir acompañado por una fórmula para solucionar el problema. Es aquí donde comienza la fundamentación revolucionaria del nuevo liderazgo, es esa posición que haría verse a los líderes como parte de un liderazgo nuevo que no puede estar fundado sobre los cimientos del liderazgo vacilante de la izquierda tradicional dominicana.

La cuestión de un nuevo liderazgo surge de las necesidades del pueblo que demanda mejor calidad de vida, mejores salarios, mejores condiciones laborales, más garantías que puedan asegurarles una vida digna después que su cuerpo envejezca y ya no puedan producir como lo hacían. No hay que ir muy lejos para ver que esas esperanzas están truncadas. Tampoco hay que ir muy lejos para percatarse de que la derecha y su clase capitalista no tienen más contendores que aquellas fracciones pro-capitalistas que se les enfrentan a nivel nacional y mundial, en una lucha desenfrenada por el control de los recursos naturales de la tierra, así como aquellas facciones de capitalistas que compiten entre sí por el dominio del mercado nacional e internacional.

El momento histórico que se experimenta hoy a nivel mundial, con un capitalismo internacional sumergido en una profunda crisis**, la cual los imperialistas se proponen solucionar mediante estímulos económicos y los gobiernos locales mediante el endeudamiento de las naciones semi coloniales que ellos desgobiernan, como por ejemplo, los préstamos que buscan obtener las autoridades gubernamentales dominicanas y pidiendo que los trabajadores sean más flexibles al momento de hacer sus demandas, o exigiéndoles que deben renunciar (deshacerse) de algunos de sus beneficios si quieren mantener sus puesto de trabajo, o por ejemplo la matanza diaria de jóvenes dominicanos por la policía de esta nación; ante la mirada indiferente de las autoridades y del régimen capitalista de turno y ante la ambigüedad de los grupos que se dicen representar los intereses de los desposeídos, es que decimos y sostenemos que: independientemente de lo que digan los izquierdistas dominicanos, nosotros analizamos y denunciamos que la izquierda dominicana está en bancarrota política y que su descrédito es enorme. Nosotros repetiremos y demostraremos que la izquierda dominicana no es una opción de poder, porque no ostenta ese nuevo liderazgo que dice ser necesario, esto, aunque se sumasen aquellos que todavía se resisten a formar parte de eso que han denominado como unidad por el cambio. Las siglas no significan nada y de esto deducimos que ante la incapacidad de la izquierda dominicana de organizarse en un partido único de izquierda revolucionaria, bajo un nuevo liderazgo, nos abre el camino hacia la crítica, proclamamos que el deber de todo aquel individuo que se considere a sí mismo revolucionario tiene por obligación que revisarse y demostrar con hechos que está del lado del pueblo trabajador dominicano y no del de la izquierda reaccionaria dominicana.

La crítica que hacemos a la izquierda es parte de la masiva tarea que nos proponemos hacer durante todo este período electoral. Nosotros no estaremos tranquilos y no permaneceremos indiferentes ante el discurso pedante de una izquierda que dice haber cambiado ese discurso, supuestamente, en procura de un nuevo liderazgo. Nosotros denunciamos y esclareceremos ante aquellos que no comprenden cuál es el defecto enmarcado dentro del pedantismo de los izquierdistas dominicanos que quieren ejercer algún protagonismo en la palestra pública mediante el uso del proselitismo electoral. Esta postura nuestra no es en ninguna forma o manera ultra izquierdista. En nuestra crítica general, que aquí nos dignamos hacer, nos ponemos del lado del pueblo y denunciamos a todos aquellos que por mezquindades personales quieren y se proponen opacar los efectos de una realidad política que amenaza la existencia de la nación dominicana y su pueblo trabajador victimizado por una minoría, desde la fundación de la misma y que en nombre de ese mismo pueblo se ha apropiado de todo el bienestar del mismo.

gabriel.atilio@gmail.com

Fuente: http://www.almomento.net/news/131/ARTICLE/41244/2009-08-31.html

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