26.05.2019
Desde 1878, la República Bolivariana de Venezuela, ha sido productor de petróleo. Entre 1929 al 1950, fue el mayor exportador, en el mercado mundial. En 1960 impulsa la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP), para mantener, su liderazgo en el sector, y proteger sus intereses.
La industria petrolera venezolana, ha generado miles de millones de dólares, las cuales impulsaron, el desarrollo urbano del país, durante las administraciones General Marcos Pérez Jiménez (1952-1958), Carlos Andrés Pérez (1974-1979), Rafael Caldera (1969-1974, 1994-1999).
Sin embargo, gran parte de esas riquezas, fueron dilapidadas en corruptelas, con los abusos de petroleras transnacionales, extracción clandestina de combustibles, concesiones por soborno, y mafias enquistadas, con el eufemismo de la meritocracia, en Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA).
Esto trajo el surgimiento de minoritaria, pero poderosa oligarquía, junto prospera clase media, compuesta por profesionales, técnicos y obreros calificados, que prestan sus conocimientos, a la industria petrolera. Así como también, inmigrantes españoles, portugueses e italianos, que aprovechando el boom petrolero, de la “Venezuela Saudita”, instalaron pequeñas y grandes industrias, tiendas, etc.
Clases que imponían, sus propias reglas de juego, en perjuicio de la inmensa mayoría de pobres.
Esta oligarquía, junto a esta clase media, no tiene nada que envidiarle a sus pares, de los grandes países industrializados, por su elevado nivel de escolaridad, y poder adquisitivo. Esta clase, tratan sus enfermedades, vacacionan, y realizan estudios universitarios en Estados Unidos, siendo Florida, su lugar predilecto, por el clima y cercanía.